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HABITAR ES UNA RELACIÓN PERMANENTE ENTRE ESPACIOS Y EMOCIONES

QUE SUPONE UN ACONTECIMIENTO A TRAVÉS DE EXPERIENCIAS Y ACCIONES.

Las emociones se experimentan. Afectan y son afectadas; habitan y son habitadas. Nos dicen mucho del tiempo y también del espacio. A través de ellas, el pasado persiste en la superficie de los cuerpos, pero abren a su vez posibilidades de futuros distintos. Por tanto, el apego, el arraigo y la apropiación son piezas claves en los estudios del territorio.

Son una potencia que acompaña la acción.

Son además relacionales, productos de una construcción social permanente.

Y en tanto públicas y políticas, dan lugar a la formación de acciones sociales.

Las emociones construyen un lenguaje sentipensante; el que es capaz de pensar sintiendo y sentir pensando. Reducirlas a la valoración de un estímulo cerebral, hablaría de ellas sólo como hechos y no como experiencias vinculadas al espacio que se habita. Tienen una relación implícita entre movimiento y vinculación, entre ser movido por como una conexión con. Esa condición multicausal es la que se expresa territorialmente.

Y cuando la violencia irrumpe, las emociones también se transforman. Las relaciones que se establecen entre las emociones y los territorios son móviles, transitan entre lo que fueron, lo que son y lo que pueden llegar a ser. En ese andar, construyen una sinergia con el territorio; entre las emociones de origen y las de la trayectoria. Y en ese tránsito, moldean una nueva territorialidad, construyendo la posibilidad de un tiempo futuro en el presente que transcurre.

LAS EMOCIONES

EXPRESADAS EN LOS TERRITORIOS

El carácter colectivo de las emociones al que aludimos aquí, parte del dolor causado por el conflicto armado. Sin embargo, como solo nos duele lo que nos importa, el amor y el dolor están siempre relacionados por las diferentes temporalidades del arraigo y del desarraigo.

Esta investigación define dos tipos de emociones principales siempre relacionales: el desarraigo continuo y el sentirse en casa

DESARRAIGO CONTINUO

¿DÓNDE SE UBICA EL DOLOR EN LOS TERRITORIOS?

La lucha por el territorio no ha sido únicamente por la lucha de tierras, ha sido además una lucha por la defensa de un lugar en el mundo; por el derecho a estar-siendo en y con su territorio. Con cada desplazamiento forzado, continuo y permanente se les ha obligado a refundarse constantemente desde el desarraigo.

El conflicto armado se ha servido de una presión violenta sobre la población civil, ocasionando no solo el desplazamiento forzado constante de campesinos, comunidades raizales, negras y grupos indígenas; sino causando además la explotación intensiva de los bienes naturales del territorio, a través de las prácticas del monocultivo, la ganadería extensiva, la minería extractivista y los cultivos ilícitos.

Estas expresiones dejan cicatrices en los territorios, vestigios en las comunidades desterradas, obligadas abandonar sus ranchos, sus tambos, sus viviendas, sus cultivos y sus lazos afectivos; también heridas en los ríos secos, desviados y contaminados, en las montañas excavadas y deforestadas.

EL DESARRAIGO CONTINUO ES LA EMOCIÓN PRINCIPAL

DEL CONFLICTO ARMADO

De ella se derivan otras emociones:

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Despojo del lugar

DESPOJO DEL LUGAR

Las múltiples violencias entrelazadas han despojado de su relacionalidad a cuerpos, ríos, montañas, prácticas, afectos y memorias. Cuando son obligados a abandonar su casa, están abandonando también los cultivos, las formas productivas, las relaciones que se tejen con el territorio. Abandonar la casa donde se habita, es también abandonar la ciénaga donde se pesca, las orillas dónde se producen.

La contaminación de los ríos, la imposición del monocultivo también son una forma de despojo. Por ejemplo, la situación que viven los pueblos agrícolas de Santa María de la Antigua o del AETC Silver Vidal Mora; cuando llega un paisaje agresivo como el ganadero o el monocultivo, altera no solo los sistemas tradicionales de producción, limitando la posibilidad de intercambiar y de producir; sino que además altera su cultura, desde los aspectos más elementales y cotidianos como la propia culinaria, hasta la forma de configurar y percibir su paisaje.

Aislamiento

AISLAMIENTO

El aislamiento es una acción que impide una conexión con otro(s) elemento. Anula la capacidad de relacionarse en el presente que transcurre y de proyectarse en el tiempo futuro. Esta emoción está manifiesta sobre todo en los jóvenes, que parecen suspendidos por la incertidumbre de sus posibilidades diarias. Por todas las dinámicas del conflicto armado hay muy pocas oportunidades para ellos, crecen sin esperanza.

Cuando terminan la escuela primaria, si quieren seguir estudiando deben trasladarse a otros pueblos. Y la mayoría de las veces no tienen la posibilidad de hacerlo; o por los altos costos del transporte o porque no tienen quien los reciba ni como pagar donde vivir. Lo paradójico es que, al quedarse son excluidos de la posibilidad de continuar sus estudios. Pero, irse, dejar a su familia, su ciénaga, su casa, es la única manera de seguir estudiando. Pareciera que están condenados al desarraigo.

Ya vivir sobre la ciénaga es un condicionante, porque para moverse lo tienen que hacer a través del agua. Sin embargo, el aislamiento también se expresa territorialmente en la falta de infraestructuras educativas y culturales, que les impiden conectar con otros mundos, con otros sueños, con otras pasiones.

SENTIRSE EN CASA

CUERPO, LUGAR, OBJETOS

La casa, nuestro rincón en el mundo, es donde se integran los pensamientos, los sentimientos, los recuerdos y los deseos. En ella, la memoria y la imaginación permanecen asociadas. Por eso, comprenderla como un simple objeto anula su complejidad ontológica y las relaciones inmateriales y materiales que la constituyen.

Todo espacio realmente habitado lleva en sí la esencia de la noción de casa

LA CASA

ES LA PRIMERA EXPASIÓN

DEL CUERPO EN EL ESPACIO

Sentirse en casa, es una combinación entre amor, alegría, esperanza; es un complejo emocional que se deposita en un lugar cargado de memorias, de personas y de sueños que importan. Esto explica porque no hay dos amores iguales o en este caso, dos casas iguales; ambos tienen expresiones materiales e inmateriales diferentes. Sus principales características son el deseo de permanecer, la resistencia a irse, el deseo de regresar, el recuerdo recurrente. Todas ellas, emociones con rasgos espaciales.

Sentirse en casa es la otra emoción principal. A partir de ella se desprenden otras:

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Permanencia

PERMANENCIA

Es una emoción derivada del posacuerdo. “De aquí no me voy porque aquí están mis muertos”, decía Úrsula Iguarán, personaje literario, en Cien Años de Soledad. Hoy, un centenar de firmantes del Acuerdo en el AETCR Silver Vidal Mora dicen: “de aquí no me voy porque aquí está mi esperanza”. No está su pasado, pero sí su presente y la posibilidad de tener un futuro diferente. Aquí no huyen, aquí permanecen.

Para quienes han estado la mayor parte de su vida en movimiento, hoy tienen la posibilidad que les da el Acuerdo de Paz de resistir colectivamente como firmantes, reemplazando el nomadismo de guerra por la posibilidad de construir un sentido de arraigo y apropiación. Hoy tienen la posibilidad de reencontrarse con sus familias, con las maternidades y paternidades, con su casa; con las comunidades vecinas sin la mediación de las armas.

La permanencia es una emoción basada en la proyección, que les da la posibilidad de un tiempo futuro en medio de tanta incertidumbre.

Arraigo

ARRAIGO

El arraigo podría entenderse como ese sentido del lugar que vincula los espacios, las personas y los contextos. Los sujetos incorporan su historia, la hacen cuerpo, y construyen su propio habitus; ese sistema de relaciones históricamente construido, que permite dar cuenta de las prácticas sociales colectivas que se expresan en el espacio.

“El buen negro es de su agua, el de agua es agua, por eso nos dicen los del agua” decían en Marriaga; significa que el agua es un signo fundante de su identidad que los sitúa en el mundo porque la pesca y Marriaga son un solo territorio; o cuando decían: “soy nacida y originalmente chocoana, orgullosamente chocoana”, por ser parte del sitio histórico como Santa María de la Antigua del Darién.

Apropiación

APROPIACIÓN

La apropiación es una acción permanente, casi que en presente que vincula el estar-siendo con el territorio. Es una emoción que envuelve un sentido de posesión del espacio. Y tener una casa es su primera manifestación. La casa tiene un rol de mediación entre el entorno construido, las prácticas culturales y los modos de producción. Además, está íntimamente ligada a la constitución de la familia porque a medida que una crece la otra necesariamente se transforma.

Expresiones como “Triganá es mi patria chica”, o “Gilgal es mi paraíso escondido” no solo nos ubican en un lugar geográfico (vivir en), sino que lo cargan de significados, lo hace único, propio (vivir con). Manifiestan una afinidad emocional hacia el lugar que se habita. O cuando en el AETCR deciden transformar sus casas, adecuarlas, sembrar a su alrededor, cargarlas de objetos y de sentidos, así aún tengan la incertidumbre de saber si se quedan o se van.

Implica además un movimiento constante, una reapropiación de acontecimientos.

  • ¿Qué ha cambiado durante estos siete años?  Le pregunté a Elodia, una firmante de paz.
  • “Las labores del hogar. Es mucho trabajo, nunca se acaban. Antes yo no tenía que atender una casa, ni barrer, ni cocinar todos los días. En el monte todos nos repartíamos los que haceres”.  Sin embargo, pese a la queja manifestó: “pero yo no quiero irme de aquí porque tendría que dejar mi casa”

En Gilgal, por ejemplo, los jóvenes se han reapropiado de una historia de violencia en su pueblo. En los talleres, cuando pintaban la entrada del colegio decían “el rojo es en honor a la escuela de los sepultureros”: En la época de la violencia, el profesor Guillermo llamaba a sus alumnos mayores, para que le ayudaran a enterrar los cuerpos tirados por todo el pueblo.Es una historia narrada en tercera persona, que cuenta lo que ha escuchado de sus padres, de sus abuelos, de sus vecinos.

BIBLIOGRAFÍA